“Me encanta el cambio, es muy importante para mí. Pero el cambio se entiende mejor cuando te quedas en el mismo lugar. Cuando voy a lugares diferentes, veo diferencias, pero yo no cambio. El auténtico cambio es quedarse en el mismo sitio. […] Y precisamente porque me quedo quieto ocurren muchos cambios. De hecho, quedarse quieto hace que el cambio sea aún más potente”
-Andy Goldsworthy.
La tercera fase de Caravana Ciudadana se desarrolló durante los meses de julio y agosto, una fase donde comenzar a adquirir herramientas para seguir construyendo esa mirada de Las Hurdes por las propias personas que habitan en ellas.
La primera parada de esta fase fue en Pinofranqueado y Castillo, dos espacios que nos han llevado a conectar con el paisaje, a observarlo desde una mirada que nos permitiese poder hacer un análisis y comprender las prácticas cotidianas de los/as hurdanos/as. Todo esto a través del taller «Educación a través del paisaje», a cargo de Alejandro Palomo
El paisaje puede tener muchas miradas, no obstante, todas ellas toman a un observador y a un elemento observado como principales partes de la misma. Durante el taller se realizó un análisis transversal del pasado, presente y futuro del territorio a través de la observación y la lectura de los paisajes de la zona, tomando como referencia paisajes naturales, paisajes urbanos y elementos singulares.
En este caso, han sido algunos de los actores principales (habitantes) de estos paisajes con quienes se ha trabajado para realizar la lectura de los mismos. Estas panorámicas de pueblos, vegetación, rocas, fauna…, nos ayudan a sacar conclusiones sobre la comarca y, entre todas, forman el hilo conductor a través del cual hemos debatido para analizar la comarca desde sus orígenes hasta hoy.
Cuando caminamos por las calles nos paramos a contemplar los paisajes pedregosos que se observan en las fachadas de las casas tradicionales hurdanas. Observamos los primeros retazos del origen de la comarca, cuando hace más de 300 millones de años, los limos y arcillas del fondo oceánico emergieron formando un coloso conjunto de sierras. Elementos geológicos del paisaje natural que han conformado el paisaje urbano, una perfecta simbiosis de elementos.
Si salimos del núcleo urbano y nos dirigimos a los alrededores de estos vemos cómo el paisaje natural y el paisaje antrópico se unen para conformar nuevos aprovechamientos del territorio. En el S. VIII, con la llegada de los musulmanes a la zona, el aterrazamiento de laderas para el cultivo, experiencia que llegó hasta los tiempos de Unamuno cuando afirmó «si en todas partes los hombres son hijos de la tierra, en Las Hurdes la tierra es hija de los hombres».
Dando otro salto en el tiempo, a mediados del siglo XX, se produjo un nuevo cambio en el paisaje hurdano, que supuso la plantación de pinos, que son los que predominan en la actualidad. El crecimiento del bosque de pinos sin aprovechamiento forestal, junto a la pérdida de soberanía de las tierras, eliminación de las oportunidades laborales relacionadas con “el campo” agrava la situación de Las Hurdes y genera un éxodo rural que aún no ha acabado. Los incendios no solo afectan a los montes, si no al agua que beben, a las líneas eléctricas, a las vías de comunicación, y al futuro de jóvenes y adultos que no encuentran oportunidades laborales en la zona.
Observamos que quizás sea necesario replantear y reflexionar sobre un nuevo modelo forestal, agrícola y ganadero en la comarca. Se percibe en convesrsaciones con los y las hurdanas la necesidad de apostar por reforestar las zonas quemadas con especies autóctonas para huir del monocultivo forestal, realizar aprovechamientos de los pinos existentes como puede ser la industria resinera, aprovechamiento de masa forestal y elementos de la misma (piñas, acículas, etc.) para diferentes usos. Todo esto para crear acciones públicas basadas en la prevención de incendios y que fomente el aprovechamiento de las tierras creando oportunidades de trabajo, con una mayor diversidad vegetal productiva y que retroalimente a su vez los valores económicos como la protección de especies y la estabilidad de los ecosistemas naturales.
Nuevas formas de economía como el turismo están creciendo en la zona, pero se percibe que este desarrollo no puede ser la única salida a la despoblación
Mientras esto ocurre, en las Hurdes, arroyos y ríos como el río de los Ángeles, discurren serpenteantes entre cerros con millones de años, regalan sus aguas a aquellos vecinos y vecinas que aún se atreven a cultivar sus huertas, forman ecosistemas cristalinos en los que los peces sobreviven sin saber qué ocurre en la superficie, hacen de cuna a las larvas de insectos que polinizan nuestras flores y que son el alimento de los vencejos y golondrinas que resisten con nosotros, bajo los aleros de nuestras casas y que cada mañana nos sorprenden con increíbles acrobacias que dan movimiento a nuestros cielos. Ríos como este que siguen horadando las piedras con la caricia de sus aguas, que forman envidiables piscinas naturales para refrescar a aquellos que vienen a conocer la comarca, sirven de lecho a bosques de ribera formados por alisos y álamos que sirven de cobijo a entrañables ruiseñores…
Ríos que dan vida a la comarca, ríos que nos demuestran que es posible aún, dar a los habitantes de las Hurdes historia, cultura, disfrute, sentido….
Fotos: alrededores de Pinofranqueado y la alquería Castillo.